Juguete de niño pobre, la historia de un vocho muy especial

Juguete de niño pobre

Soy Alfredo Ahumada León y esta es la historia de cómo llegó “el juguete de niño pobre” a mí, o yo a él. Todo comenzó cuando el auto sufrió un accidente: una moto chocó con él en un costado, dejándolo en muy mal estado.

Con los años y con ese accidente a cuestas, vendieron el coche a un chatarrero, donde pasó bastante tiempo esperando ser cortado en pedacitos para llevarlo al reciclado de metal. Cuando lo vi, sentí que podía hacer algo por ese vocho.

El chatarrero me contó cómo llegó allí, me invitó a verlo y me dijo: “No tiene batería, motor, salpicaderas, el asiento de atrás no cabe por el mismo golpe”. Después de escuchar eso y, aún con restos de cristal en su interior, lo compré y lo remolqué a casa. Pasé un par de días con mi nuevo “juguete” en casa cuando mi hijo me dijo: “Escuché que habrá un evento de vochos en Salmoral”.

Conseguí el motor del mismo año que el “juguete de niño pobre” (1973) y, con ayuda de mi hijo, lo instalamos. Con el motor listo, aunque con una instalación improvisada, mi hijo llevó el auto al car show, contento porque sabía que era un Escarabajo diferente. Antes de llegar al evento, otro vocho se quedó sin poder arrancar, y mi hijo ayudó a empujar ese vocho que, aunque era muy bonito por fuera, tenía fallas.

vochos modificados

“Juguete de niño pobre”, un vocho que llama la atención en los eventos

Ya dentro del evento, la gente pasaba y miraba al Juguete con ese golpe, la puerta casi cayéndose, sin cristales del lado del conductor, la pintura deteriorada por el paso del tiempo, con una sola salpicadera y con algunos agujeros por el óxido. Hasta que la persona a la que mi hijo acababa de ayudar preguntó: “¿Cómo lo trajiste, jalando? Porque un carro así ya ni puede andar”. Para su sorpresa, solo juntando un par de cables y presionando un botón, el motor arrancó a la primera.

Todos quedaron asombrados y mi hijo respondió: “Este carro está en circulación, él no se queda tirado”. Yo quería que fueran testigos de que ese vocho estaba comenzando su nueva vida. Una tarde, tapé los agujeros con fibra y resina, y le pinté un corazón en la puerta derecha y una carita en la puerta izquierda.

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En el medallón escribí “juguete de niño pobre” y salí a dar una vuelta. Después, le comenté a mi esposa la idea de ponerle unas puntas, y ella sugirió que podrían ser de herrería, a lo cual estuve de acuerdo. Ella buscó en tiendas y me mandó fotos. Yo le fui diciendo cuáles y cuántos comprar. Luego, los llevé al herrero y le mencioné que necesitaba un trabajo para “juguete”. Se emocionó con la idea y realizó el trabajo.

Le pusimos cadenas que formaban la silueta de las salpicaderas. Poco tiempo después, me regalaron una bola tipo medieval que coloqué justo donde está el golpe, el cual muchos piensan que fue hecho a propósito, pero no es así.

¿El vocho de Mad Max?

Con esos cambios, unas niñas vecinas de la privada donde vivo pasaron junto a mí y me dijeron: “Su vochito se parece a un carro de la película Mad Max”. Yo les respondí: “No sé cuál es, cuéntenme”, y ellas me propusieron que lo buscara.

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Tiempo después salí a la farmacia y algunas personas me dijeron lo mismo. Me pidieron tomarse fotos y me felicitaron por ser tan diferente. Luego me invitaron a unirme a un al Old Car Club, con cuyos integrantes asistí a un evento llamado “V Performance Fest”.

En ese evento obtuve el primer lugar. Desde entonces, observé cómo la gente se tomaba fotos y cómo mi coche llamaba mucho la atención. Continué pensando en otras ideas, como el arma en el techo, que fue creada con desechos de otros carros, y el muñeco que llama tanto la atención, el cual fue un regalo de alguien que también se unió a la idea.

Con el paso de los días, “fierrín” (el balconero) me preguntaba: “¿Qué otra idea haremos?”. Yo le hablé de los escapes, y ahora el coche tiene dos escapes con 10 salidas. Al verlos, la gente me pregunta: “¿Son de adorno o funcionales?”. Y cuando escuchan el coche encendido, me hacen comentarios como: “¡Está chido!”, “¡Está de poca!”, etc.

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El vocho del Depredador

Una noche, en el centro de Cardel, me detuve en una calle para hacer una compra y me di cuenta de que un hombre observaba mi juguete de niño pobre” y le daba vueltas, mirándolo detenidamente. Cuando ya estaba por subir al coche, me dijo: “¿Es suyo? ¿Puedo tomarle una foto?” Le respondí: “Claro que sí”. El hombre me comentó que era camionero y que ya había visto el coche en la carretera, pero no había tenido la oportunidad de tomarle fotos.

Desde la primera vez que lo vio, sintió algo especial al observar ese vocho tan diferente, cuyo desgaste por el paso del tiempo lo había convertido en parte de su atractivo. Le dije: “Este vocho se llama “juguete de niño pobre” y lo llevo a eventos de exposición”. Él me felicitó por darle una nueva oportunidad al coche.

En un evento en Veracruz, tuve un corto circuito y tuvimos que hacer una instalación eléctrica, pero esta vez con un especialista, porque yo solo conectaba cables y más cables.

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También puse como asientos traseros unas maderas y como asientos delanteros el esqueleto de lo que fueron los asientos originales. Para el tercer AutoBots-Mania, había un payasito que les dijo a los competidores: “Ustedes poniéndoles un montón de cosas caras a sus coches y este con desechos ganando el primer lugar”.

En otro evento, un vocho tipo baja se quedó averiado y no pudo continuar debido a una falla. Como bien saben, entre vocheros no podemos dejar de ayudar, así que “juguete” lo remolcó hasta Salmoral. Durante todo el camino, la gente miraba ese vochito remolcando, pero al final llegamos.

Finalmente, decidí que “juguete de niño pobre” no podía estar solo. Para un evento, renté un traje del Depredador, el cual gustó tanto que lo compré. Hoy en día me presento como “juguete de niño pobre y su amigo el Depredador.

Al llegar a las exposiciones, me pongo ese traje y me tomo fotos con la gente. Me preguntan si tienen que pagar, y les digo que no, porque esto es para que tengan un bonito recuerdo. Me gusta ver a la gente grabar y tomar fotos cuando voy en carretera; pasan, saludan y me han preguntado si me han detenido por llevar un carro así. Les digo: “Claro, la policía me detiene para decirme que ni ellos tienen un arma así. La fuerza civil también me ha marcado el alto para tomarse fotos con el coche. Este es mi vocho y no pienso venderlo, pues ya es parte de la familia”.

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Checa el video del “juguete de niño pobre”:

Fotogalería:

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