Si debemos hablar de una persona a quien realmente envidiamos, ese sin duda sería Bruce Meyers. Surfista, inventor, artista, héroe de guerra, piloto de carreras y creador del Meyers Manx, el famoso “Buggy”, mismo que construyó sobre la base de un clásico Volkswagen Beetle.
El Meyers Manx sin duda marcó gran parte del estilo de vida en California, durante los años 60 y tras el lamentable fallecimiento de Bruce hace dos años, a la edad de 94 años, definitivamente no podemos dejar de recordar y glorificar una de sus tantas aportaciones al mundo automotriz.
Bruce nació en la ciudad de Los Ángeles en el año de 1927. Desde muy joven se crio en las playas de la ciudad, surfeando y conduciendo vehículos deportivos. En su juventud se alistó en la Marina y en 1945 el barco donde se transportaba fue atacado por dos aviones kamikaze. Más 400 marines murieron ese día, pero Bruce sobrevivió y ayudó a otros sobrevivientes a salir del agua nadando entre los escombros.
Bruce Meyers regresa de la guerra
Tras la guerra este hombre decidió alejarse de la vida militar y se inscribió en una escuela de arte. Aprovechó su tiempo libre como veterano y comenzó a construir tablas de surf en fibra de vidrio, un material recientemente descubierto, muy ligero, el cual aprendió a trabajar de manera soberbia.
Habiendo aprendido a trabajar la fibra de vidrio, Meyers notó que muchos de sus amigos utilizaban un Volkswagen Escarabajo para transportarse. Meyers sabía que este era un modelo sumamente versátil, sin embargo, pensaba que su forma y cantidad de paneles en la carrocería lo hacían inviable para moverse en la arena.
Es así como en 1964 Meyers decidió crear un auto que se moviera mejor sobre la arena, usando como base el popular escarabajo de Volkswagen. Construyó completamente a mano una nueva carrocería monocasco en fibra de vidrio, utilizó faros tipo “bug-eye” con carcasa de cromo, que le daban una apariencia similar a la de un hot-rod.
El “Old red” resultó un éxito
Inicialmente, este modelo fue apodado entre sus amigos como “Old Red”, y su aspecto que combinaba lo mejor de un Buggy con el estilo clásico de un hot-rod rápidamente se volvió un completo éxito en la costa este. Gracias a sus amigos, el modelo llegó hasta México, donde pronto se celebraría la carrera Baja 1000, misma que fue ganada por el Manx, gracias a la pericia de Bruce al volante y su amigo como copiloto.
En una entrevista en 2017 Bruce Meyers comentó: “Mi vida ha estado llena de aventuras. Yo quiero que la gente tenga al menos una aventura en la vida. El Manx fue un éxito fenomenal. De repente todo el mundo quería este pequeño coche feliz. Es una visualización de la amistad y el amor”.
Lamentablemente, la simpleza del diseño en este característico vehículo hizo que rápidamente, al ver su popularidad, una gran cantidad de imitadores comenzaran a replicar la creación y comercializarla sin ningún tipo de licencia. Aun así, Bruce logró comercializar alrededor de 7,000 Meyers Manx bajo su propia marca, de los cerca de 250,000 buggies que se estima fueron construidos en todo el mundo.
El adiós de la leyenda
En años recientes, la familia de Bruce decidió revivir el negocio de construir los Meyers Manx. Actualmente la fábrica se dedica a comercializarlos, utilizando aun la base de un Volkswagen Escarabajo para ello, aunque cambiaron la configuración antigua de 4 asientos, a solamente un biplaza con espacio para maletero.
Antes de morir, Bruce Meyers comentó “Yo solo era un personaje que vivía un estilo de vida de romper tradiciones, y el Buggy arenero que construí definitivamente hizo eso”. Sin duda la partida de Bruce es una gran pérdida para el mundo automotriz y la comunidad vochera internacional.
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Emprendedor, empresario, fan del buen café y de las playas del Caribe Mexicano. Creador y Director Editorial de las revistas Vochomania, Tuning Car, Curvas, Mundo Volkswagen y muchas más. Editor en Autoproyecto. CEO de MB Digital Entertainment. #DogLover #AdoptaNoCompres