Raúl Trejo, homenaje a un gran amigo y vochero

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El vocho 2002 que ven en estas imágenes, era propiedad de Raúl Trejo. Leyeron bien amigos, era, ya que meses atrás se nos adelantó, el virus mortal que ha azotado al mundo desde hace casi 3 años, fue la causa de su deceso. Hoy, con este reportaje deseamos rendir un sentido homenaje a este gran amigo y vochero.

Raúl, era un gran entusiasta de los autos, en especial de los clásicos y de los Volkswagen. Su amor era tal, que tuvo la oportunidad de trabajar en una concesionaria de la marca alemana, Automotores La Villa, ubicada en avenida Ferrocarril Hidalgo en CDMX, por más de un cuarto de Siglo. “Para ser exactos fueron 26, los años que mi amado esposo laboró ahí. Lo hacía con gusto. Todos los días iba feliz a trabajar”, nos dice Susana Bernardino de Trejo, su esposa.

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Raúl Trejo era un vochero de hueso colorado

Ella, nos cuenta que el amor que Raúl tuvo por los autos lo traía desde pequeño. “Siempre nos decía que sus ahorros los usaría para su primer auto, el cual adquirió en su adolescencia y fue un vocho. Amaba tanto los Volkswagen, que varios de sus familiares trabajaron en la misma concesionaria, en el departamento de  Afasa, entre ellos su hermana y su cuñado, es decir, mi hermano Genaro. Su pasión fue tal, que mi marido y Genaro llevaron a cabo varias restauraciones”, nos dice Susana.

Y añade: “Cuando nos conocimos los autos no me llamaban la atención, pero fue gracias a Raúl, que la pasión por el mundo motor nació en mi. Esa pasión, hizo que fuéramos dueños de varios Volkswagen, entre ellos un Jetta ClásicoGolf A3, un Pointer y un Sedan.

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“Siendo sinceros, este Volkswagen Sedan, fue uno de los modelos que más quisimos. Su trabajo de restauración fue  de lo mejor, incluida la pintura color negro que cubría la carrocería. Era la de un Jetta de reciente generación y se la trajeron de la planta, especialmente para este proyecto.

“Por nuestra cabeza nunca pasó venderlo, ya que fueron muchas las ofertas que recibimos por el vocho. Pero tuvimos que hacerlo, la razón fue el nacimiento de nuestra hermosa hija Fátima, a quien anhelamos por más de 9 años.

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“Recuerdo muy bien ese día, yo estaba en labor de parto y Raúl vendiendo el auto, ya que si no liquidaba la cuenta del hospital, ni su hija ni yo saldríamos. Fue un duro golpe, pero creo que valió la pena, ya que Fátima fue el mejor regalo que Dios nos pudo mandar”, concluye Susana.

La llegada del vocho 2002

El amor que nació por el enfriado por aire de Volkswagen en la familia Trejo Bernardino fue tal, que decidieron ser dueños de otro vocho. La búsqueda no fue nada fácil, ya que el valor de los escarabajos se incrementó de forma considerable y los que vieron, no estaban muy bien que digamos.

Pero la fortuna y la perseverancia, hicieron que en el 2017, Susana y Raúl dieran con este vocho año 2002, color azul. Para ser más exactos fue Susana quien  lo encontró, era propiedad del señor Ramsés, director de la escuela en donde trabajaba en aquellos años.

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Fátima, primer plano, Susana, segundo plano.

“Su estado era de lo mejor y la dueña era la esposa de Ramses”, nos dice Susana y añade: “Él solo lo usaba de vez en cuando, razón por la cual el kilometraje era muy bajo. En algún momento tuve oportunidad de enseñárselo a Raúl, él quedó fascinado y estaba ilusionado con ser algún día, el propietario de este Sedan”.

Fueron varias las veces que Susana le dijo al ingeniero Ramsés que se lo vendiera, él solo le decía que con gusto pero más adelante. Cierto día, el director le comentó que si todavía estaba interesada en el vocho 2002, de inmediato respondió que si. Llamó a Raúl para darle la noticia. Después del clásico estira y afloja, la familia Trejo Bernardino, ya eran propietaria de este vocho 2002.

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A pesar del buen estado del Volkswagen Sedan 2002, tanto Susana como Raúl, decidieron apuntalar un poco más su belleza. Pero ojo, no querían alterar su diseño, ni nada de eso, sólo querían añadir los accesorios necesarios para dejarlo “de exhibición”.

Algunos de los cambios más llamativos fueron las ventanas abatibles, los rines, las llantas y el escape, así como la instalación de iluminación nueva y un equipo de audio comandado por una unidad multimedia Pioneer.

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Hermosos recuerdos vividos a bordo de este vocho 2002

“Recuerdo bien que se nos metió a la cabeza el añadirle mangos desfasados, lo hicimos y el resultado no fue lo que esperábamos. Eso de rodar pegado al piso y estar rozando en todos lados no está padre, así que los retiramos”, nos dice Susana.

También comenta: “A bordo de este vocho 2002  vivimos cosas muy padres, entre ellas varias visitas a pueblos mágicos, incluido el de los Prismas Basálticos en Santa María Regla, Hidalgo. Fue un viaje que afianzó la relación padre-hija”, concluye Susana.

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Toma la palabra Fátima, hija de Raúl: “La verdad ese viaje nunca se me olvidará, la pasé de lo mejor con mi papá. También recuerdo con mucho cariño la asistencia al Vochomanía Fest, previo al confinamiento. Ahí, el señor Marcos Bureau, se tomó fotos con nosotros e hizo un reportaje del auto, ese día me marcó para siempre.

“Y ya que menciono a Vochomanía, les diré que mi papá era un gran seguidor del programa Vochomanpia Live, siempre lo veía, nunca falló. Cuando salía tarde del trabajo y venía de regresó, se conectaba y lo escuchaba. Es más, el señor Marcos Bureau apreciaba tanto a mi padre, que le regaló una gorra de Vochomanía, un bonito recuerdo que guardamos con gusto.

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“Otro recuerdo muy bonito que tengo de mi papá, es que una vez fuimos a un bazar vochero y me compró una Combi de color rosa de Hot Wheels, algo que atesoro mucho. Un sueño que no pude cumplir con él, fue hacer un viaje a Chiapas a bordo de una Combi, para poder admirar las estrellas”, concluye Fátima.

Habla Susana: “A pesar de que mi esposo siempre decía que no lo vendería, ya que ‘la familia no se vende’, por desgracia, no nos es posible quedarnos con el vocho. Después de la partida de Raúl,  fueron muchas las personas que nos hacían ofertas, todas ellas las desechamos mi hija y yo. Al final, decidimos aceptar la de un gran amigo de la familia, Irving, él se lo quedó, por decirlo de alguna forma, ya que le prometió a mi hija Fátima, que el día que cumpla 15 años, será su regalo y que además, en él llegará a su fiesta.

“Para concluir, quiero agradecer a todas las personas que hicieron posible este reportaje de homenaje para mi esposo Raúl Trejo, en especial al señor Marcos Bureau y a su apreciable esposa Socorro”.

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Checa el video homenaje a este gran amigo y vochero:

Galería fotográfica de este Vocho 2002

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