En Hueytamalco, Puebla, es donde fue encontrado este Volkswagen Safari 1976. Originalmente, este vehículo pertenecía al abuelo de los hermanos Rodríguez, quienes platican que su abuelo le cedió el vehículo a su hijo, quien posteriormente se lo cedió Paulo, tío de los actuales propietarios.
El Safari estaba en malas condiciones: oxidado, algo picado, sin medallón ni asientos. “A pesar de su estado, mi tío lo adquirió, pero estuvo un tiempo parado sin que se le hiciera nada”, comenta Erick Manuel.
Un día, le propuse a mi tío que me lo vendiera. Para mi suerte, aceptó, ya que no tenía tiempo para restaurarlo. Así comenzó la aventura.
Inicia la restauración de este Volkswagen Safari 1976
Lo primero fue buscar el color original del Volkswagen Safari 1976: el Azul Malintzin. Inmediatamente después, iniciamos la restauración de la carrocería, un proceso que duró casi 3 años.
Afortunadamente, el auto conservaba su estructura y ventanas originales. Esto facilitó la tarea de encontrar un tapicero que pudiera elaborar la capota. Por suerte, en Zacapoaxtla, encontramos a un experto, cuyo padre restauraba capotas de estos vehículos en los años 70 y 80, cuando estos vehículos fungían como los “taxis de la sierra”.
El tapicero hizo un trabajo excelente con la capota. Luego, vinieron las dificultades para conseguir el motor de los limpiadores y los brazos, repuestos difíciles de encontrar en buen estado.
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Finalmente, conseguimos los interiores. Mi tío Paulo los donó de un proyecto que tenía con un sedán de 1972. Y así, poco a poco, fuimos completando la restauración del Volkswagen Safari 1976.
Con el auto restaurado, hemos recorrido diversas ciudades del centro del país. Córdoba, Veracruz, Puebla, Orizaba, Coatepec y Oaxaca. Hemos representado con orgullo al Autoclub Teziutlán y al movimiento “Raza Pobre”.
Agradezco a todos los que me han apoyado en este proyecto. Gracias a él, he conocido a muchos amigos en el ambiente vochero.
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